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martes, 30 de diciembre de 2008

Efectos de color con una intención conceptual

Para la película se podría utilizar el efecto empleado en películas como Sin City o en la lista de Schindler para potenciar el significado de algunos elementos del cortometraje. Estos podrían ser ,por ejemplo, los productos que aparecen en el cortometraje. Pudiendo estar durante todo momento en blanco y negro, y que en el momento de volver a su lugar correspondiente en el estante pasaran a recuperar el color. De la misma manera, la playa podría estar en blanco y negro en un primer momento con todas las botellas tiradas por la arena; y recuperar el color cuando los jóvenes recogieran todo. Podría contribuir al significado global de la película.

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lunes, 22 de diciembre de 2008

Sonido

He pensado que para el sonido de mi cortometraje podría utilizar el sonido de un EKG. Al hablar del carro de la compra y tratarlo tan subjetivamente; podría ser útil y complementario un sonido que remitiese metáforicamente a su vida intermitente. Y no hay mejor sonido que este pitido tan característico y que todos tenemos en mente. Se podría reflejar diferentes ritmos. La muerte con un pitido continuo cuando estuviera encadenado al poste de luz. El nerviosismo de la ciudad con un pitido intermitente y rápido. La tranquilidad de la playa con un pitido intermitente y pausado. Y todo formar un hilo sonoro que se complementara y ayudara a la comprensión de toda la historia. Además se enlazaría finalmente con el sonido que hace la caja del supermercado cuando van pasando los productos.

(*) Se me olvidó comentar anteriormente que este recurso de cambiar el sonido real por otro real de diferente contexto se utilizó en los créditos del Señor de la guerra. Cuando empiezan a salir balas de un arma al mismo tiempo que se reproduce el sonido de una caja registradora.

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Cuando vaya a comprar recorra la tienda al revés

Acostumbro a leer las contraportadas de La Vanguardia y es algo que recomiendo a todo el mundo. Pero esta vez no sólo me ha servido para entretenerme durante unos minutos comiéndome el coco sobre lo que decía el entrevistado. Sino que además me he sentido aludido en ciertos fragmentos de la entrevista que guardan una relación directa con el propósito y el contenido de mi cortometraje.

Fundamentalmente aquellos que hablan sobre establecer un marco emocional y racional previo a la compra de un producto. El cómo se vende ese producto, como un elemento más o como un elemento indispensable, y como le dara ésto más o menos valor. Y la combinación de lo emocional y lo racional en la compra de cualquier producto como ya comprobamos en Dime que consumes y te diré quien eres.

Os dejo con esta entrevista a Thomas Tagle. Fijador de precios, preside el Strategic Pricing Group y colabora con el HSM. Espero que os guste.

Tengo 57 años y todo lo que sé lo aprendí de mi abuela, que me llevaba a buscar gangas. Fui profesor en las universidades de Chicago y Boston. Dejé la universidad porque es conservadora como un monasterio: no busque allí nuevas ideas. Soy un republicano que celebra el fin de Bush. Cuando acabé Económicas, yo creía que los precios se fijaban considerando costes y anticipando la demanda…

¿Y qué le enseñó la vida?
Que la demanda se crea: se hace crecer… En todo caso, es muy maleable. La experiencia también me enseñó que no hay decisiones de compra -ni de ningún tipo- que sean o racionales o emocionales.

Una compra es o impulsiva o meditada.
Nada de eso. Una misma persona combina lo emocional y lo racional al comprar: “Es muy caro - dice su razón-, pero me hace ilusión - dice su emoción-, pero si espero bajará de precio, pero me hace tanta ilusión…”.


¿Qué más ha aprendido usted?
Cómo tomar el pelo a los fabricantes de salsa para espaguetis…

¡Cuente, cuente!
Los de marketing siempre piensan que los consumidores sólo estamos obsesionados por el precio y que no tenemos memoria…

No me parecen tan descaminados.
Siempre hay un bote de salsa para espaguetis que está de superoferta, porque algún fabricante piensa que venderá más - aun a costa de su margen y sus beneficios- durante unos días y así ganará cuota de mercado a la competencia y, a medio plazo, acabará por recuperarse y luego obtener más beneficios.

¿No es así?
No soy tonto. Muchos consumidores que sabemos eso compramos decenasde esas latas que están de oferta… Y las almacenamos.

Es usted un racanín.
¡Soy de sangre irlandesa y me encanta racanear! Por eso hago otro ejercicio para burlar a los del marketing: ver la tienda al revés.

¡Caray! Lo tienen todo muy estudiado.
Antes de fijar un precio, el vendedor tiene que marcar un frame, un marco previo emocional y racional para que el consumidor lo acepte. Si usted me vende neumáticos como una pieza más del vehículo, no puede ponerme el mismo precio que si usted logra que yo los considere elemento indispensable para garantizar la seguridad de mis hijos…

Pago según cómo me lo venda usted.
Por eso, una tienda de televisiones sitúa en la entrada las más caras para fijarnos un frame elevado. Aunque esas teles carísimas no logren venderlas nunca, sirven para que cuando usted llegue a la tele que busca -casi todo el mundo se queda en medio- acepte el precio que le pidan. Y siempre lo vea barato.

¡Qué pillines!
¡Así que las tiendas hay que mirarlas al revés: de dentro hacia fuera! Así romperá el frame que ha querido fijarle el vendedor y será usted más objetivo al elegir un modelo.

Y si soy yo el que vendo…
Haga un ejercicio: no ponga jamás precio a su producto o a su servicio, sino al valor que crea para el que lo compra.

Sólo el necio confunde valor y precio.
Una botella de vino no debe tener el mismo precio en un restaurante de lujo que en un supermercado, porque aunque sea el mismo vino no vale lo mismo en un sitio u otro. Lo inteligente no es fijar el precio por el coste o la demanda, sino por el valor que ha creado para el consumidor en cada compra.


¿Regatear?
¡Jamás! Un fabricante que concede una rebaja a un consumidor muy agresivo está diciendo al mundo: “Si eres un pesado, te compensaré”.Y ese es el principio de su ruina. Usted debe fijar su precio proactivamente - decidirlo usted-, no reactivamente.

¿Cómo elijo un precio?
Fije usted el marco emocional y racional previo y después su precio. No deje que se lo impongan los demás: ni los costes ni el mercado. Calcule cuánto valor está creando a su cliente o consumidor y no ceda. Y recuerde que lo que hunde o engrandece una empresa son sus beneficios, no las ventas.
Pero puedo perder cuota de mercado. Ese fue un error grave de la Harvard Business School a principios de los sesenta. Dijeron que si lograbas cuota de mercado, luego le seguiría el beneficio. ¡Y es al revés! Lo importante es el beneficio, no las ventas.


Por ejemplo.
Toyota era pequeño frente a General Motors (GM) y otros grandes que acaparaban las cuotas de mercado, pero fabricaba coches con más margen de beneficio que los grandes. Poco a poco, Toyota fue reinvirtiendo ese margen más alto que conseguía en más I+D; publicidad; nueva tecnología…

Y ya sabemos el fin de esa historia.
¿Lo ve? ¡Al final es GM la que está al borde de la bancarrota! Así que es el beneficio lo que determina la cuota de mercado. Y no al revés. Por eso el precio debe enfocarse siempre hacia el beneficio,no a las ventas. Cuando yo salí de Harvard, los jefes de compras eran los más mediocres de cada empresa…

Parece más fácil comprar que vender.
Pero en los ochenta, las grandes empresas del automóvil empezaron a exprimir a los proveedores diseñando estrategias a tres años vista haciendo jefes de compras a sus mejores talentos…

¿Qué aconsejó a los proveedores?
Que aumentaran el I+D y vendieran las innovaciones sólo a quienes no les exprimían.

¿Llega el mundo de lo gratis total?
No dé gratis nada que genere un valor.

Prensa en internet: ¿gratuita o no?
Es fácil pasar de pago a gratis, pero es muy difícil ir de gratis a pago. Sólo le diré que el diario que más cara cobra su publicidad también cobra en internet: The Wall Street Journal. Si usted regala contenidos en internet, alguien hará el negocio con ellos por usted.

Fuente: http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html

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sábado, 6 de diciembre de 2008

Boceto de Storyboard

La introducción empieza con un carro de la compra con el destino encadenado a un poste de luz. En pleno barrio industrial. Lejos de su lugar habitual. El supermercado. Unas manos lo liberan de sus cadenas. Y empiezan a meter en él muchos objetos de distinta índole que tienen una cosa en común. Están viejos, sucios y usados. Lejos quedan ya los envases que depositaban en su interior recien salidos de fábrica. Y la rutina rodante sobre suelos de porcelana donde los segundos transcurrían deslizándose por los pasillos. El suelo por el que se desplaza ahora es gris. Y de contenedor en contenedor, van quitándole poco a poco el lastre pesado que lleva sobre su lomo de hierro.

Toda la secuencia se rodará por la mañana. Los lugares que interesan son el distrito 22@ y la playa de la Barceloneta.

El nudo sigue con un cambio de situación en el que pasamos del asfalto a la arena. Llega a una playa donde acaba abandonado en medio de botellas, colillas y vasos. Delante sólo queda el mar y las aves. Y por todos lados un viento titiritero que mueve las olas a su antojo. Llega la noche y se ve llegar a un grupo de jóvenes que empiezan a recoger todo lo que está ensuciando la playa. Lo depositan en el carro. Y lo sacan de la arena poniéndolo sobre suelo duro otra vez teniendo como próximo destino el centro de la ciudad. Allí sus ruedas se abrirán camino por una naturaleza urbana y salvaje. Con sus coches, sus pasos de cebra, sus luces o el paso frenético de las transeúntes.

La secuencia se rodará por la mañana y por la noche. Los lugares que interesan son los descritos anteriormente y la zona centro de Barcelona. Las Ramblas, Plaza de Catalunya y Paseo de Grácia.

El desenlace tiene lugar cuando el carro atraviesa unas puertas que se abren autómaticamente. Se encuentra de nuevo en casa. Todo lo que estaba en su interior se va devolviendo mientras que la cantidad de dinero gastado va cayendo en picado hasta quedar a 0. Sólo queda colocar los productos en el lugar que le corresponden en el estante. El carro se va vaciando poco a poco mientras se ve de fondo como los jóvenes realizan su cometido. El carro se va alejando del pasillo que ahora vuelve a recorrer hacia atrás para terminar encajado con sus otros compañeros de rutina. Final, ¿o principio?

La secuencia se rodará dentro de un supermercado del grupo Bon Preu situado en el cruce entre las calles de Aribau y Roselló.


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Problemas y soluciones

En la última revisión de proyecto comentamos la viabilidad y los posibles problemas, soluciones y alternativas que podríamos tener con nuestros proyectos. Y hay algo que no dije y que quizás sea lo más importante de comentar. ¿Existen problemas insalvables cuando quieres hacer con todas tus fuerzas la idea que tienes en la cabeza? La experiencia me ha dicho que no y espero que siempre sea así. Estas fueron las preguntas y sus respuestas:

¿Cuáles son los posibles problemas con los que te puedes enfrentar? Los posibles problemas pueden ser de material si atendemos a la disponibilidad del carro de la compra. Se necesita disponer de este medio de transporte durante días enteros. Disponibilidad de cámaras. Me gustaría grabar al mismo tiempo desde diferentes ángulos. Inexperiencia absoluta en todo lo que tiene que ver con la técnica que rodea a la realización de este cortometraje. Planos, reproducción inversa, luz, sonido, rodaje, fotografía, etc.

¿Cuáles son las posibles soluciones a estos problemas? La disponibilidad del carro de la compra se abordará en un primer momento con el encargado de un supermercado cercano a mi casa. Se le propondrá el tema de la manera más franca y sensata posible. Intentando que podamos disponer del carro libremente a cambio de una fianza, la compra de muchos productos y la fidelidad de todos los de mi piso hacia ese supermercado hasta el fin de nuestros días. El tema de cámaras no implica un gran riesgo. En principio puedo sacar cámaras por otros medios aparte de la universidad, a través de amigos y familiares. Además de que no se necesitaría rodar todo el mismo día ya que utilizaré cambios de plano que posibilitan que se pueda rodar en diferentes días y parecer que todo ha sido rodado el mismo día. En cuanto a la inexperiencia es algo que hemos tenido todos a la hora de enfrentarnos a cosas nuevas a lo largo de nuestra vida. Se llevará de la mejor manera que se pueda.

¿Es viable que pueda realizarse en el tiempo del que dispones? El tiempo es verdaderamente el peor problema de todos. No sólo está este proyecto sino la convivencia con otras ideas que necesitan también la ración de horas necesarias para llevarlas a buen puerto. Esto es siempre difícil y algunas veces hasta asfixiante. Esperemos que avanzando poco a poco no lleguemos a ese extremo. Y pueda realizar algo de lo que no me arrepienta por no haber tenido más tiempo. El motivo de que no utilice animación es para cubrirme de cara a esta carencia y ser realista con las circunstancias que me rodean.

¿Cuales son las alternativas para afrontarlo? En el caso de que fallaran todas las soluciones que planteo. Y tuviera que ir a la desesperada. Que el destino no lo quiera. Tengo la suerte de que planteo planos fijos desde la visión de un carro de la compra. Esto quiere decir que podría realizar máscaras donde se viera los hierros del carro y de fondo cualquier tipo de imagen en movimiento que grabara, un stop-motion o algo más complicado como animaciones en movimiento que sucedieran más allá de los hierros.

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viernes, 5 de diciembre de 2008

FFF

Coincidencias. Siempre me han gustado. Cuando éstas suceden creo con más convicción que nunca en aquello que hago. Pura superstición. Puro destino. Pero no tenía otra manera más original de explicar mi narrativa que como el flechazo resultante de muchas coincidencias. Empecemos por el origen de ellas.

El proyecto que nos plantea OFFF tiene como nombre Two Twenty-two. La primera coincidencia para hablar de mi historia es ese número protagonista. El 2. Se repite tres veces. Es el único número que da el mismo resultado si se suma con sí mismo, si se multiplica por sí mismo o si se eleva a si mismo. Ese resultado es 4. Mi narración al contar dos historias, una directa y otra indirectemente, significa que el tiempo estipulado de 2:22 minutos se convierte indirectamente en 4:44 minutos. Si ponemos ese número en ingles tal y como hace OFFF, nos sale las siglas FFF. Four Forty-Four. El dos además significa el enfrentamiento de los opuestos en busca de la unidad. La ambivalencia y el conflicto. Es la lucha permanente entre el bien y el mal. Representa la oposición de los contrarios: virtud y pecado, luz y oscuridad. El carro de la compra es el mejor puente para ir de esa luz a esa oscuridad o como pasará en Omsimusnoc, de la oscuridad a la luz. Con el único fin de narrar las vidas de aquellos que consumen y de aquellos que se consumen en nuestra sociedad de consumo.

Mi historia grabará una serie de acontecimientos de manera lineal que luego se reproducirán en sentido inverso también de una forma lineal. De esta manera quiero contar dos historias a la vez en el mismo tiempo. 2:22 minutos. Una buena y otra mala. Omsimusnoc y consumismo.

Omsimusnoc es la historia buena y la que se contará directamente. Un carro de la compra abandonado, es liberado de unas cadenas que lo aprisionan. Pasa de estar oprimido a estar en medio de una playa. Pasando de sitios llenos de sombras (zona industrial) a sitios llenos de luces (zona centro). Fuera de su mundo la pobreza es menos pobre. Los más necesitados dejan los objetos en vez de cogerlos. El mundo es más ecológico. Los jóvenes recogen las cosas tiradas en la arena. Las personas son más humanas. Devuelven los carros de la compra, que ya no necesitan los menos favorecidos, al supermecado. Y Menos consumista. Todo lo consumido es devuelto.


Consumismo es la historia mala y la que se contará indirectamente. Un carro de la compra espera su turno para empezar la rutina de todos los días junto con sus otros compañeros. Unos jóvenes lo cogen. Lo llenan de todo tipo de bebidas alcohólicas. Y lo arrancan de su vida diaria para llevárselo a una playa donde tendrá lugar la fiesta. Acaba abandonado con la única compañia de botellas y vasos esparcidos por la arena. Lo recoge otra persona para, quizás, llevárselo a otro sitio mejor. Pero acaba siendo utilizado como medio para transportar las cosas viejas que va recogiendo del suelo. De contenedor en contenedor el carro de la compra acaba con su triste existencia encadenada a un poste de luz.


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